Trampa Económica

Por: Oscar Toledo Esteva.       Prolegómeno de Mayo de 1998.


Cuando diseñámos y construímos las primeras computadoras mexicanas , los componentes eran soldados con un cautín. Actualmente nuestros sistemas con BGA (Ball Grid Array) se soldan automáticamente en hornos de refusión controlada de creación propia. Quizás para usted no sea gran cosa, pero a la Familia Toledo le ha llevado 47 años de su vida, manteniendo a la vanguardia su departamento de investigación científica, donde han creado portentos que ya son parte de la historia moderna.

De un viejo cuento en diidxazá sobre un hombre abusivo y su vecino ingenuo, hay una lección para los países pobres que piden prestamos para volverse ricos, un relato impublicable que tiene un final cómico, muy parecido al modelo neoliberal obsesionado por la codicia, que asienta la desigualdad, produce pobreza, y generaliza la ignorancia, esta pseudoglobalización depredadora y especulativa, vuelve más dependiente a nuestro país, por la receta simplista de privatizar las ganancias y socializar las pérdidas, incluso los economistas —con algunas excepciones— adoptaron este dogma, y han tendido a excluir el cambio tecnológico de sus obras teóricas o bien a tratarlo como una variable puramente exógena. Al ampliarse la brecha entre naciones, por la revolución microelectrónica con los nuevos conocimientos, el mundo se dividió en tres sectores; los que comprenden y producen, los que no pueden más que consumir, y los marginados que sólo esperan la asistencia social, que desestimula el esfuerzo y le quita al hombre la razón más fuerte para sobrevivir. Se ha devaluado el mayor bien de los países pobres, su «mano de obra barata», son sociedades laborales o sociedades del empleo de la primera modernidad, carecen de tecnología propia, no hay trabajo, es insuficiente la seguridad social y hay poca participación democrática, pasaron con sufrimientos del subdesarrollo a la barbarie sin conocer la civilización.

De estos tiempos de incapacidad, incompetencia e impunidad oficial, se ha creado una multitud de indolentes que a nivel global predican dogmas de eras oscurantistas, es increíble la locura con que estos humanos se lanzan a destruir lo que no podrán reemplazar, y que una vez destruido echarán de menos. Son irreflexivos y compran objetos que no necesitan, no manejan un vocabulario como ayudar, colaborar, apoyar, respetar, etc. Con pocos planes y mucha fantasía, creen que todo es fácil y solo hay que tomar las cosas. Sus vidas estancadas en el consumo se conducen por la publicidad engañosa, les despertaron un enorme deseo de compra, han gastado su patrimonio y solo les queda conseguir prestamos, pocos se preocupan de que su tarjeta plástica los obliga a endeudarse, no es exagerado decir que ellos se han convertido en siervos feudales del cobrador, finalmente, parecen no advertir que la pérdida de un empleo, una enfermedad o la propia crisis pueden llevarlos a una situación de virtual esclavitud en la que, salvo su propia alma, todo quede en las garras de los acreedores.

Históricamente, los países contrarios al liberalismo del siglo XIX, entre los años 1820 a 1830, fueron Estados Unidos y Alemania, estos se convirtieron en países altamente industrializados, porque no aceptaron el libre comercio, protegieron sus industrias hasta que estuvieron en condiciones de competir, en ese entonces, con la economía dominante de los británicos. Hoy estos mismos países vuelven a resucitar el liberalismo, limitándose a remover los obstáculos para conseguir sus fines, para instaurarlo por todos los medios a su alcance; si es posible, mediante el fundamentalismo educativo, el «libre comercio», o si es necesario por la fuerza de las armas, insisten que su sistema económico es global, cuando es solo una extensión de su dominio sobre los paises pobres, en el pillaje del planeta, conforman una simbiosis depredadora que va tragando vidas, energía o materia, como un hoyo negro, en un mundo desigual y distinto.

El desorden económico se volvió una pesadilla para los utopistas de un «nuevo orden mundial», que practican su oficio con el fundamentalismo del mercado libre, un gobierno mexicano que intenta controlar en lugar de resolver los conflictos que genera la crisis de la deuda, producto de un modelo impuesto por el Fondo Monetario Internacional (FMI), que ordena a los países subdesarrollados -un promedio de 114 condiciones por prestamo- a devaluar, imponer más cargas a su pueblo, reducir salarios, incrementar el horario laboral o el costo de servicios y productos, terminar subsidios a los pobres, despedir a trabajadores, recortar los servicios sociales y reescriturar la constitución de la nación; finalmente desde una tabla rasa colapsar la economía, sin importar cuan diferentes sean las culturas o los valores sociales de los pueblos del mundo. Nuestros ricos se suman al jurado de los transnacionales para revisar cualquier regulación del gobierno, y poder crear las condiciones necesarias que puedan sancionar a quien se interponga en su ley de la selva. Soplan y resoplan para derrumbar México, han olido la sangre y quieren más privatizaciones.

¿Cuál guerra perdimos para que el estado retroceda años a nuestro progreso colectivo, quitar tres ceros a nuestra moneda y aceptar sumisos las pócimas y substancias mágicas del FMI?, en el estancamiento de la economía, los habitantes son ignorados humana, económica, política y jurídicamente por su gobierno, la crisis de la deuda se acentúa como resultado directo de las propias iniciativas, programas y condiciones del FMI, de sus mentiras, fraudes y bloqueos deliberados, en el acceso de los países pobres al credito internacional, desangrando recursos, destruyendo vidas y esperanzas de las personas, antes ellos tenían un lugar en la sociedad, un derecho a la vida, ahora, la imposición capitalista con gobiernos nativos les ha arrebatado la seguridad, la estabilidad y la tranquilidad, a cambio del único derecho que puedan obtener en el mercado del empleo, donde son subastados con un salario mínimo, muy reducido al costo real de la vida, sin beneficios sociales, vacaciones o sindicatos.

El grupo gubernamental sigue vendiendo -arguyen que hacen reformas, porque "México no puede esperar"- con leyes secundarias la patria de los mexicanos y de nuestros antepasados, estos últimos nos heredaron una historia y un patrimonio cultural que es obligatorio preservar, del cual estamos orgullosos por nuestras raíces. Para los funcionarios que le han dado la espalda a los mexicanos, los beneficios son primero y despues la gente. Su ingenua ilusión era que un tratado de libre comercio les traería el milagro del bienestar, a sabiendas de que un mercado total sin apoyar a sus industrias y protegido por aranceles -como fomentan exitosamente los paises asiáticos, con la educaciòn y desarrollo de los sistemas nacionales de ciencia y tecnología, de esta región fluye el dinero que está apuntalando la economía de occidente-, sólo traería la imposicion de la ley del más fuerte, el fracaso era previsible. La democracia, la protección del medio ambiente o la salud, y los derechos humanos, quedaron relegados por la economia mundial, esta "liberación" económica va de la mano con la represión. El estado está cayendo y las empresas que no poseen fábricas ya presumen ser las nuevas instituciones públicas, en complicidad con políticos privatizan vías para vehiculos, edifican supermercados multinacionales en zonas sagradas de los indígenas, destruyendo y privatizando espacios públicos de la comunidad. Desde que las oficinas del gobierno se convirtieron en agencias lucrativas, este tiene a los habitantes que les prestó el poder, como clientes cautivos de servicios caros: En Naucalpan, Estado de México al inicio del 2013 el costo del agua aumentó 30%, -en Bolivia el pueblo no lo permitió-. Cuando México celebraba a la Virgen de Guadalupe, esa noche del 12 de diciembre con alevosía y ventaja los legislativos cometieron el mismo error de Argentina, Ecuador y Nigeria de malvender su petroleo. El 13 de diciembre de 2013 el boleto del metro aumentó en 66.66%, mientras la energía eléctrica es 72% más cara que en USA, igual, se cobra 1800% más al mes por el acceso a internet, en un México donde el salario promedio es de 5 dolares al día, en cambio, en Canadá y USA es de 8 a 13 dolares la hora, el vecino ingenuo del sur se quedó con sus pobres, que aumentan 18% cada año.

México ocupa a nivel mundial uno de los primeros lugares en corrupción. Por sobornos se han construido proyectos que nadie necesita, que degradan las ciudades y que el pueblo no puede pagar, una pobreza que en la misma corrupción tiene sus raices. Todo conduce a una exhibición lacerante: la antidemocracia, las guerras contra los ciudadanos, y el poder creciente de los monopolios. Los políticos vitalicios que saltan de puesto en puesto público han tejido una telaraña de robos, creando leyes absurdas en los tres poderes del gobierno, que asociado con los medios de comunicación y las mafias, distorsionan, desorientan, dividen e intimidan a la población con todos los cuentos posibles, han olvidado lo que el trabajo representa, crearon un inframundo en donde inventan sus leyes draconianas, ajenos a los auténticos de la mayoría. Bajo esta subcultura el consentimiento político permite el autoritarismo, reformas inconstitucionales, decretar o derogar leyes sin intervención del pueblo mexicano o comprar la presidencia de la república.

Impunemente los gobernantes se dividieron el país como si fuera de su propiedad, no son conscientes del peso histórico del momento, en su defección, su "lealtad" es sólo hacia el gran capital que los impuso en camara lente hacia un golpe de estado. Desde la época de Margaret Thatcher, con amiguismos y funcionarios ladrones, las grandes empresas aumentaron su poder, cuando les redujeron sus impuestos de sus grandes ganancias, mientras el estado se fue a la ruina, los gobiernos sobornados se volvieron perritos falderos del capital transnacional, que no es más que un disfraz para una nueva explotación del imperialismo económico mundial, para instaurar una ideologia totalitaria, maquinado por multinacionales, el FMI, TLC, Banco Mundial, OMC y OCDE. -Son como un gobierno global sin estado global, creen en su "ciencia" de la obsolescencia para producir productos desechables que han creado una isla flotante de basura del tamaño de Europa al norte de Honolulú-.

Hoy, ya no les queda ningún atisbo de decencia para honrar la dignidad humana, ni respetan la democracia, libertad y civilización, no construyen un estado que forme ciudadanos sino consumidores, no son el gobierno representativo de un pueblo a quien sólo fastidian. Solo son atentos con los lobbistas insidiosos de un millón de dólares por reforma aprobada, que apresuran a los políticos mientras se preocupan de que las reformas no salgan a tiempo. No les importa si la gente vive o muere. El laissez faire (Dejar hacer, política de no interferir o intervenir) mexicano derivó en crímenes irresolubles por complicidad. Ahora, el país es un estado fallido que está en el umbral de la ingobernabilidad y de la guerra civil, sin democracia navega sin rumbo en un charco de sangre, con un régimen sin poder del conocimiento, sin dinero, sin legimitimidad, y que sólo puede gobernar con la fuerza represiva. Algún día, nuestros nietos preguntarán; ¿porqué la gente no cambió este modelo económico inhumano que ha destruido más vidas que todas las guerras?. Afortunadamente, México es más grande que unos cuantos prevaricadores que han dañado al país. Sometidos a la presión pública, el tribunal supremo del planeta ya tendió un cerco a los responsables, que entrampados ignoran o pretenden ignorar a quién representan. John Kenneth Galbraith decía: «el mundo de las altas finanzas puede comprenderse sólo si se tiene conciencia de que el máximo de admiración se dirige a quienes abren el camino a las más grandes catástrofes».

 

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